JESÚS NUESTRO AMIGO FIEL
Timoteo 2.11-13
Esto es muy cierto:
“Si
hemos muerto con él, también viviremos con él; si sufrimos con valor, tendremos parte en su reino; si le negamos, también él nos negará; si no
somos fieles, él sigue siendo fiel,
porque no puede negarse a sí mismo”.
Todos experimentamos momentos en los que sentimos que las circunstancias son insoportables, Muchos hemos experimentado algún tipo de abandono. Pudo haber sido un cónyuge que se alejó, un compañero de trabajo que nos ignoró, o un amigo cercano que estaba demasiado ocupado para ayudarnos. Las oraciones no tienen respuesta y Dios parece distante. Cuando eso sucede llegamos a preguntarnos si Él es el mismo en quien alguna vez creímos. En momentos como esos, la fe se tambalea para algunas personas, pero se fortalece para otras. ¿Qué es lo que puede causar respuestas tan contrarias ante el sufrimiento? La respuesta dependerá simplemente de la comprensión y la confianza que tengamos de la fidelidad de Dios.
La vida del apóstol Pablo nos enseña cómo evitar el desánimo en tales situaciones. Cuando ponemos nuestra fe en Jesús como Salvador, comenzamos a relacionarnos de manera personal con Él, y su Espíritu viene a vivir en nosotros.
2 Timoteo 4.16-18.
“En mi primera defensa ante las autoridades, nadie me ayudó; todos me abandonaron. Espero que Dios no se lo tome en cuenta. Pero el Señor sí me ayudó y me dio fuerzas, de modo que pude llevar a cabo la predicación del mensaje de salvación y hacer que lo oyeran todos los paganos. Así el Señor me libró de la boca del león, y me librará de todo mal, y me salvará llevándome a su reino celestial. ¡Gloria a él para siempre! Amén”.
Él siempre se mantiene fiel a sus promesas y nuestro Dios es confiable. En otras palabras, podemos confiar en nuestro Dios todopoderoso, no importa nuestra situación. Nuestra comprensión de Dios se relaciona con este concepto. ¿Confiamos en Él lo suficiente como para obedecer, aun cuando hacerlo parezca una tontería? ¿Estamos tan seguros de que Él escucha y contesta la oración que acudimos regularmente a su trono, aunque no veamos una respuesta inmediata? ¿Estamos cada día sacrificando nuestros deseos y estilo de vida egoístas porque creemos su promesa de eternidad, dicha y paz? Si la respuesta es "no", eso puede indicar una deficiente comprensión del carácter de Dios.
Por medio del Espíritu Santo, el Señor Jesús está con nosotros en todo momento, no importa la circunstancia. Él es nuestro amigo uno que nunca nos dejará. Su amistad es la relación más importante que tenemos, y leer nuestra Biblia nos ayudará a jamás olvidarlo. Recuerde que el Señor está siempre con nosotros Por medio del Espíritu Santo, tenemos acceso al poder divino cada minuto del día. Si renunciamos a tener el control, y dependemos del Señor, seremos capaces de encontrar la fortaleza que solo Él nos puede dar. Entonces, si nuestros familiares o amigos nos hieren, su presencia nos dará consuelo y fortaleza para perdonarles. Encuentre dichas fuerzas en Dios.
Dios nos ha dado su Palabra para nuestro beneficio, pero también para que podamos compartirla con los demás. Ella es la única fuente segura de verdad absoluta, porque vino directamente de Dios por medio de hombres que fueron inspirados por su Espíritu.
La Biblia es nuestra posesión más preciada. Debemos tratarla con cuidado, compartirla con otros creyentes, y también con quienes necesitan conocer a nuestro gran Dios y Salvador.
Es por eso que leer la Biblia es tan importante; por sus incontables ejemplos de las características de nuestro Padre celestial, aprendemos quién es Él y nuestra confianza sigue creciendo. La fidelidad del Señor no depende de nuestras circunstancias, sentimientos, o de nuestra fidelidad a Él. Nuestro Padre celestial es fiel a su Palabra y a sí mismo.
Pablo testificó que el Señor lo había rescatado y que lo seguiría liberando de toda situación mala. El apóstol sabía que podía confiar en Dios siempre. Pablo enfrentó muchas situaciones dolorosas sin la ayuda de sus amigos. Hacia el fin de su vida, quienes se interesaban por él estaban muy dispersos. Pero su actitud se mantuvo esperanzada porque Cristo era su Amigo fiel.
Jesús nuestro amigo fiel
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