UN DIOS EN QUIEN PODEMOS CONFIAR

 

Lamentaciones 3.22, 23 

“El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad!” ¿Se puede confiar en Dios cuando la vida se deshace?

Job 13:15

¿Estás bajo una nube? ¿Hay sufrimiento, pérdida, una prueba severa en tu vida y estás preguntando: "¿Dónde está Dios?"

Todos nosotros tenemos problemas. La mayoría de nosotros pensamos que estamos teniendo más problemas que otras personas. Pero pocos, quizás ninguno, alguna vez han tenido el problema de un hombre llamado Job. Y en medio de sus problemas, tristezas y preguntas sobre ellos, aún en su desconsolación y desconcierto, hace una declaración increíble.

La mayoría de nosotros, al vivir nuestra vida, descubrimos que siempre estamos en uno de estos 3 lugares;

Ya sea viniendo a cabo de una tormenta, en medio de una tormenta entrando en una tormenta.

Diríjase a Job 13:15 para la increíble declaración de Job.

“Aunque él me mate, me mantendré firme, con tal de presentarle mi defensa cara a cara”

Todos sabemos que Dios es necesario, no podríamos existir sin Él. Pero esa no es la mejor pregunta. Dios es necesario, pero la gran pregunta es: ¿Es suficiente Dios?

Todos sabemos que Dios trae bendiciones, pero también debemos admitir que Dios permite los problemas. ¿Se le puede confiar a Dios nuestros problemas?

La confianza es muy valiosa en estos días, pues parece ser muy escasa. La ambición egoísta, la codicia y la búsqueda constante de ser el número uno es demasiado frecuentes; a algunas personas, incluso, les resulta difícil confiar en sí mismas. En cambio, tenemos muchas buenas razones para confiar en el Señor. Primero, Él es el único Dios verdadero. No hay nadie más como Él (2 S 7.21, 22); es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (He 13.8). Su voluntad perfecta es inmutable, por lo que nunca tenemos que preocuparnos de que haya una fluctuación en su ética o en sus valores. Segundo, Dios es la esencia misma de la verdad. Él no está puesto bajo la autoridad de ninguna otra autoridad que determine si hace o no lo correcto. Por el contrario, Él es nuestro modelo de rectitud a seguir. Y porque Él es la verdad, sabemos que nunca nos engañará.

Tercero, Él ha demostrado ser absolutamente fiel. Como dice la Biblia: ―Nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad (Lm 3.22, 23).

Cuarto, Dios es digno de confianza porque tiene el control absoluto de cada situación. El Salmo 103.19 declara: Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos.

 Nada puede impedir que el Señor haga su voluntad perfecta, no importa lo difícil que pueda parecernos la situación. Nuestras vidas son evidencias de su poder y de su amor. Como hijos de Dios, podemos con toda seguridad poner nuestra fe y confianza en Él, sabiendo que nunca seremos defraudados.

Dios está aquí

El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas. - Salmo 147:3

Confiar en Dios es un principio fundamental en la vida cristiana. Tenemos que aceptar que Dios es perfecto en amor, infinito en sabiduría y soberano en control. No entendemos estas verdades en el momento de la salvación; pero las aprendemos con el tiempo. Sin embargo, de lo que la mayoría de nosotros parece dudar es del amor que Dios nos tiene. Pero la Biblia nos da tres pruebas en las cuales podemos confiar cuando nuestra seguridad comience a flaquear.

El amor es su carácter La naturaleza intrínseca de Dios es el amor (1 Jn 4.8). La Biblia también nos dice que Dios es luz, y que no hay tinieblas en Él (1.5). En otras palabras, Él es perfecto y nunca tratará mal a sus hijos.

El amor en el Calvario La muerte expiatoria del Señor Jesús en la cruz por nuestros pecados ofrece evidencia irrefutable del amor divino. El amor del Padre por la humanidad se reveló cuando dio a su Hijo para que muriera en nuestro lugar.

El amor en el pacto Dios se ha comprometido a hacernos sus herederos (Tito 3.5-7). Sabemos que cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador, nos convertimos en hijos de Dios. Nos ve como somos unos pequeñitos que estamos aprendiendo a conducirnos en nuestro breve hogar terrenal.

Como creyentes que estamos en constante crecimiento, no podemos confiar en Dios si dudamos de su amor por nosotros. Afortunadamente, tenemos estas evidencias maravillosas. La naturaleza intrínseca del Padre celestial es amar, lo que Él demostró en la cruz y sigue haciendo al adoptarnos como sus hijos.

 

 

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